Brooklyn es el distrito más poblado de Nueva York, famoso por el puente del mismo nombre que le une con Manhattan. En su visita no pueden faltar dos de sus barrios, Williamsburg y Borough Park, con una numerosa comunidad de judíos ortodoxos y en concreto del grupo jasídico Satmar, de origen húngaro y rumano. Entrar en explicaciones doctrinales sería demasiado extenso para este artículo además de un atrevimiento si no se conoce el tema en profundidad, así que aquí se ofrecen solamente unas líneas para saciar la curiosidad del turista.

Ropas negras como símbolo de pulcritud

Una de las características que más llama la atención al turista es la forma de vestir, sobre todo de los hombres. Entre semana, llevan una especie de chaqueta larga de color oscuro acompañada de sombrero. Algunos usan biber hit, un sombrero plano por arriba y forrado de terciopelo. Los varones jasídicos no se afeitan la barba, y se dejan crecer largos mechones largos de pelo a los lados de la cabeza junto a las orejas, a modo de tirabuzones (peyéh). El resto del cabello se lleva muy corto o rapado. En Sabbat (sábado) las chaquetas son de seda, llamadas bekishes y los hombres casados se atavían con sombreros de piel denominados shtraimel. El sábado es además el día del descanso, donde deben abstenerse de realizar cualquier tipo de trabajo, término que engloba desde cocinar hasta usar el transporte público.

La vestimenta de las mujeres es siempre muy modesta, y en el caso de la comunidad Satmar que nos ocupa, aun más estricta. Las mujeres llevan siempre la cabeza cubierta ya sea con pañuelos o con pelucas, ya que el cabello nunca debe mostrarse si no es a su esposo en la intimidad, considerándose fuente de atracción para otros hombres. En el caso de las jasídicas húngaras además llevan la cabeza rapada desde que se casan. Los niños tampoco escapan a esta sobriedad a la hora de vestirse.

Mezuzá, mucho más que un adorno

Hay un detalle en todas las casas que no se le escapará al turista minucioso. La mezuzá, al contrario de lo que piensan muchos, no es la cajita hueca y alargada, de unos 10 centímetros que adorna todas las puertas de las casas. Es lo que guarda: un rollo de pergamino hecho a mano de un animal puro escrito en tinta negra con una pluma de ganso por un escriba conocido como Sofer, que contiene versículos de la Torá. En la parte externa, lleva inscrita la palabra "Shadai", «El que cuida las puertas de Israel».

La mezuzá se coloca en la base del tercio superior de la jamba derecha de la puerta principal de la casa, en posición inclinada. siendo uno de los símbolos más característicos del judaísmo. Se debe tocar con la mano tanto a la entrada como a la salida del hogar y besarla.

Conociendo el barrio

La zona alberga edificios antiguos, bien cuidados, y aunque se pueda pensar que se trata de hogares humildes, a menudo están habitados por familias adineradas dedicadas a menudo a la compra-venta de joyas en la zona del Lower East Side conocida como el "Distrito de los diamantes".

Comenzando en East Houston St. podemos degustar la típica comida kósher. Los mejores lugares para ello: Yonah Schimmel Knish Bakery, donde probar el knish (masa hecha al horno y rellena de puré patatas, espinacas, carne picada, queso…), Katz’s Delilcatessen o Russ & Daughter, con especialidad en caviar y salmón ahumado.

No puede faltar la visita a una sinagoga. La más antigua de Nueva York y la más grande en su momento (con capacidad para 1.200 personas) es Ángel Orensanz Cultural Center, situada en el nº 172-176 de la calle Norfolk.

Para terminar en el Lower East Side Tenement Museum se puede contemplar una perspectiva histórica de la zona que fue primera parada de los cientos de miles de inmigrantes que llegaron a los Estados Unidos.

Este paseo es una toda una experiencia que resultará muy curiosa, pero hay algo que no se debe olvidar: el respeto. Es su barrio, y el extraño allí es el visitante, así que es simplemente una cuestión de educación y de saber estar, evitando hacer cosas que puedan molestar (ej: sacarles fotos descaradamente).